¿Quien controla los chemtrails?

Entre otras empresas, la compañía Supertanker Services Inc. junto con la aerolínea Evergreen Airlines reconocen haber prestado servicios de fumigación en operaciones climáticas, dispersando estelas persistentes para varias agencias intergubernamentales. En la foto anterior se puede observar el aspecto que tienen sus aviones, idéntico al de cualquier vuelo comercial en su exterior pero muy diferente en su interior. En lugar de asientos de pasajeros se alinean uno tras otro docenas de barriles repletos de productos químicos, interconectados entre sí con un sistema de tuberías. En el siguiente video se aprecia claramente una operación sencilla de rociado por parte de uno de los aviones 747 de esta compañía.

En ésta ocasión el sistema de rociado es simple y resulta fácil detectar los difusores en la barriga de la aeronave, pero existe mucha variedad de ellos, que pueden situarse en diferentes puntos.

Se sabe que se realiza la transformación de estas aeronaves (usadas anteriormente para el transporte de pasajeros), por ejemplo, en la base aérea de Red Rock en Tucson (Arizona). Esta antigua Base Aérea de la CIA fue la base de operaciones de la aerolínea Intermountain Airlines creada por la agencia federal para las operaciones aéreas de la CIA en Asia durante la guerra de Vietnam. Las fotografías actuales de estas instalaciones demuestran que está en plena actividad. Fue renovada de forma extensiva durante la Segunda Guerra Mundial y cuenta con una instalación masiva de recogida de aguas, una vía de tren y estación privadas.

En la siguiente foto vemos las múltiples Aeronaves en stock, recompradas y a la espera de ser reconvertidas.

Apenas a unas millas de distancia se encuentra el 309th Aerospace Maintenance and Regeneration Group (AMARG) dedicado a la misma labor en aeronaves militares.

Muchas de las pruebas en video existentes en la red (en las que se ve con claridad un avión fumigando) no están grabadas desde el suelo sino desde otro avión y en ellas pueden verse, además de los Boeing 747 con logotipo de la aerolínea Evergreen Airlines, algunas aeronaves cisterna del modelo KC-10 de uso militar y otros modelos desconocidos.

En Marzo del año 2003 los investigadores de Holmestead.ca (un metódico blog canadiense dedicado a la investigación del fenómeno chemtrail) consiguieron una más que clarificadora entrevista con Jim Phelps, un bioingeniero que trabajó en el Oak Ridge National Laboratory, Tennessee (ORNL) fundado por el Departamento de Energía de EEUU. En ella habla con pelos y señales del “Programa Escudo”, sus objetivos y su metodología. Este informador al que se referían en la entrevista como Escudo Profundo se suicidó al poco tiempo en su casa de Emeryville (California) sin dejar ninguna nota. Se refería al proyecto de la siguiente manera:

Es un programa internacional en que muchas naciones contribuyen de formas distintas. La UE, EEUU y Rusia son los mayores contribuidores a este proyecto y muchas de las naciones aliadas y miembros de la ONU participan en una medida u otra. Para asegurarse de que las sustancias químicas no son adulteradas se mezclan y se fumigan en naciones al azar. Esto significa que los químicos producidos en EEUU pueden ser fumigados en Rusia o Inglaterra. Esta fumigación al azar de material logra que ninguna nación sepa de antemano qué sustancias químicas serán fumigadas sobre qué nación involucrada en estos asuntos. Los aviones rusos pueden ser vistos en los cielos de EEUU pero también los aviones de EEUU pueden ser vistos en cielos rusos. Los tanques usados son sellados por una tercera nación que no tiene ni idea de cual es el destino final. Las naciones que participan tienen observadores en cada estación donde se sellan los botes. Todo esto asegura que el escudo no se emplee como un arma entre las naciones. Se entiende que la no fumigación es una ofensa militar tan importante como disparar contra otra nación ya que sin el escudo el envenenamiento por luz ultravioleta causaría enorme mortandad. La amenaza es común y eso ha hecho que todas las naciones unan sus esfuerzos en defensa contra el calentamiento global. El resultado natural de tener un enemigo común es que se fortalecen los lazos internacionales, un paso adelante hacia la globalización. La mayor parte de los gobiernos tienden a aumentar sus costes internos para encubrir la financiación de las operaciones no oficiales. El dinero viene de los impuestos. Los contribuyentes del mundo están pagando este proyecto.

Lo cierto es que, tanto si damos por ciertas las declaraciones de este ingeniero como si no, alguien no está jugando limpio en este juego. Algunos de los aviones que esparcen las estelas químicas en nuestros cielos no han sido contratados a compañías, no llevan tripulación a bordo y lo que resulta definitivo: utilizan inhibidores de radar para no ser detectados. En el siguiente video un vuelo comercial tripulado de la compañía Fedex está a punto de sufrir un accidente al cruzarse con tres KC35 que están esparciendo estelas químicas. No son detectados por los instrumentos de abordo, por lo que se puede deduciir van equipados con inhibidores y probablemente sin tripulantes, pues no reaccionan ante una posible colisión. Suponen un verdadero peligro, ya que vuelan a la misma altitud que los vuelos comerciales.

No es imposible. Sabemos que los aviones no tripulados pueden esparcir chemtrails. Un caso público que fue televisado, se produjo durante la declaración de guerra en Afganistán tras el 11-S.  La Dispersión de estelas químicas sobre el pueblo Afgano en 2001, se realizó con drones (UAV) del “Air Force Special Operations Command”, (AFSOC). En la siguiente foto, el detalle del modelo Predator completamente armado.

Unos meses antes, en abril del 2001, el dron modelo Global Hawk realizó un vuelo sin escalas entre la Base Edwards en los Estados Unidos y la Base Edinburgh en Australia.

Fue el primer vuelo de una aeronave no tripulada sobre el Océano Pacífico. Con una duración de 22 horas, batió el récord de distancia absoluta recorrida por un UAV (13.219,86 km a una velocidad media de 600,90 km/h). Actualmente, los Global Hawks superan ampliamente las 30.000 horas de combate y las 1500 salidas.

De forma paralela a los avances en modelos no tripulados, la NASA y el DoD, comenzaron un gran despliegue de medios para la adaptación de los sistemas de mando UAV (Unnamed Aerial Vehicle) a las aeronaves civiles y militares. En la siguiente fotografía, se observa un avión civil corporativo modelo Grumman Glufstream III (con más de 11 variantes militares), transformado a Drone y operado por NASA.

En la parte inferior, se aprecia el Pod de Pruebas en el que se instalan las antenas receptoras y los mecanismos eléctricos de Mando de Vuelo. En la siguiente foto, se ve al fondo la Base de Edwards, desde la que se dirigen las evoluciones de este avión de pruebas, adaptado a volar sin tripulación.

Estas pruebas y adaptaciones, terminaron antes del 2007 con el diseño completo de adaptación de cualquier aeronave Civil a “Vuelo Computerizado sin Piloto”.

Actualmente, se acaban de certificar para Refueling (Repostaje Aéreo) de aeronaves sin tripular. La siguiente foto publicada, fue obtenida en el proceso de certificación ”Test Refueling” de la USAF. Las Aeronaves no tripuladas de propiedad militar con camuflaje civil, mantuvieron su posición simulando más de 20 minutos de repostaje en las distintas actitudes de vuelo.

Con la autonomía que ofrece el repostaje en vuelo a estas aeronaves, se abre un número ilimitado de posibilidades operacionales. El camuflaje civil y la ausencia de pilotos, resultan la perfecta tapadera para evitar ser involucrados en cualquier violación de un espacio aéreo soberano, además de constituir una grave amenaza para la seguridad aérea.

Hace unas décadas, el Club de Roma convenció a nuestros gobiernos de la necesidad de llevar adelante un «Proyecto Escudo», con el que salvar al mundo de la (falsa) amenaza del Calentamiento Global. Hoy, todos los gobiernos tratan de negar la evidencia y hacen la vista gorda ante lo que ocurre en su espacio aéreo. Pueden estar siendo engañados respecto a la verdadera situación, ya que algunos vuelos resultan indetectables y operan con absoluta impunidad.

A uno no le queda más remedio que pensar: o los gobiernos no se enteran o lo permiten sin más. En cualquier caso: «barra libre» para la fumigación de lo que sea, cuando sea y donde sea.

Carlos Martín «Las alas de las hormigas» – 2013